Bibliotecas del país están declaradas en emergencia desde octubre de 2018

4-06-2020.-

La crítica situación por la que atraviesan las bibliotecas y sistemas de información del país desde hace más de diez años, llevó a la Asociación Nacional de Directores de Bibliotecas, Redes y Servicios de Información del Sector Académico, Universitario y de Investigación, Anabisai, a publicar un Acuerdo para la Declaración de Emergencia de las Bibliotecas de ese sector el 19 de octubre del año 2018 (pulse para leerlo).

Entre otros elementos, el documento resalta las deficiencias presupuestarias y la falta de acceso a divisas a que se han sometido las bibliotecas y servicios de información venezolanos desde el año 2010, lo que ha ocasionado que las colecciones bibliohemerográficas venezolanas tengan un rezago de al menos diez años en su actualización y modernización y que se encuentren a la zaga del resto de sus pares de Latinoamérica, después de haber sido pioneros y modelos de innovación en el continente.

La iniquidad que representa la falta de acceso a libros, revistas y otros recursos bibliohemerográficos y audiovisuales del mundo actual a los estudiantes de menores recursos o con discapacidades; el retraso, obstáculos, baja calidad y desmotivación que significa para la docencia, investigación y el desarrollo que los profesores e investigadores carezcan de acceso a fuentes bibliohemerográficas y particularmente a fuentes actualizadas.

Por otra parte, el estado de precariedad y obsolescencia en que se encuentra la infraestructura física y tecnológica de las bibliotecas y servicios de información bibliohemerográficos en Venezuela, así como las crecientes pérdidas patrimoniales a que se enfrentan las colecciones existentes debido a los inadecuados presupuestos institucionales para su conservación y mantenimiento.

Biblioteca de la USB lleva meses cerrada

En lo que respecta a la USB, la biblioteca de su sede de Sartenejas debió cerrarse debido a la contaminación del ambiente producida por la falta de aire acondicionado, lo que ocasionó la generación y propagación de hongos y otros organismos que pusieron en peligro las colecciones.

Luego de un informe preparado por la Comisión Técnica de la Biblioteca, en el que se reveló la dramática situación del recinto, sumada al impacto ocasionado por la falta de servicios, en especial del transporte que impidió la asistencia del personal, la USB se vio obligada a cerrarla para hacer una limpieza a fondo de todos los espacios, comenzando por el retiro de miles de metros de alfombras contaminadas.

Alejandro Teruel, director de la Biblioteca USB, expresa que existe un clamor general “no solo por la negligencia y desidia gubernamental que no solo ha llegado a este último capítulo de la destrucción de las bibliotecas, sino que las ha venido estrangulando sistemáticamente desde hace una década y que está llevando a la pérdida por contaminación de valiosísimas colecciones incluyendo el caso de la USB”.

Teruel advierte que tres meses sin aire acondicionado, ni luces en el edificio de la Biblioteca debe estar causando estragos en el lugar. “El avance de la contaminación por moho y hongos debe ser terrible, y los intentos de recuperación que empezamos en noviembre (tímidos dadas las insuficiencias presupuestarias) deben haberse perdido en gran medida. Recordemos que la cuarentena nos dejó alfombras despegadas pero sin retirar”.

Así mismo, el director de la Biblioteca explica que su personal se siente muy golpeado por lo ocurrido en la Biblioteca del Núcleo Sucre de la UDO, no solo por tratarse de una institución hermana, sino que se sienten desamparados y abandonados ante la indiferencia del gobierno. “Es duro decirlo, pero me tocar contar la situación como es, los esfuerzos que hemos hecho como autoridades de la USB, se perciben como muy débiles y nada efectivos”.